lunes, 2 de enero de 2012

Jubilación de lujo


Hace dos años, mi familia y yo hicimos un crucero en el Mediterráneo a bordo de un trasatlántico, el Sea Princess.
Durante la cena, vimos a una señora mayor sentada sola en una mesa del comedor.
Vi que los empleados, oficiales, camareros tenían suficiente confianza con ella.
Pregunté a nuestro camarero por ella, esperando me dijese que era socia de la compañía, pero todo lo que me dijo es que viajaba a menudo en crucero.
Una noche, saliendo del comedor, nos pasamos por su mesa para saludarla. «Parece que usa mucho los servicios de este barco»- me presenté.
«Sí, es verdad»
«¿Y siempre viaja sola?»
«Es menos caro que una residencia»
«¿Y cómo llegó a esta conclusión?»
Ella sacó una calculadora.
El coste medio de una residencia para personas mayores es de 80 € por día.
El precio en el Princess (hecha la reserva con tiempo y con la reducción para jubilados) es de 54 € por día. Esto me deja 26 € por día que puedo emplear así:
Las propinas- que no suben de 10 €.
Podré tomar hasta 10 comidas al día si quiero comer en el restaurante o utilizar el servicio de camarote, lo cual quiere decir que podré tomar el desayuno en la cama todos los días.
El crucero tiene tres piscinas, gimnasio, lavandería, gratis y espectáculo todas las noches.
Te dan pasta de dientes, y demás útiles de aseo... Gratis.
Te tratan como un cliente y no como un número. Un suplemento de 5 € en propinas pondrá todo el equipaje a tus pies.
Conozco nuevas amistades cada viaje.
¿La TV no funciona? ¿Hay que cambiar una bombilla ? ¿Sábanas? Ningún problema lo reparan todo y hasta te presentaran excusas por la molestia.
Mantel y servilletas limpias todos los días.
Si te caes y te rompes un hueso, en una residencia dependerá de la seguridad social. Si el mismo accidente le ocurre en el Barco te darán la mejor cabina para el resto de tu vida.
Y ahora lo mejor.
¿Quieres ver Sudamerica, el canal de Panamá, Tahiti, Australia, Nueva Zelanda, Asia... o cualquier otro destino?
Siempre habrá un barco listo para ir, así pues no me busques en una residencia para mayores, que estaré de crucero.
Por último. Cuando muera, tengo contratado y firmado por mi compañía de seguros y mi familia que me tirarán por la borda ¡y sin gastos!

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