jueves, 25 de abril de 2019

Feliciano Ortiz de Mendibil Urcelay (1900-1981)

Con mi agradecimiento personal y el de toda mi familia al Blog El Mareometro. Comparto con vuestro permiso

http://mareometro.blogspot.com/2019/04/feliciano-ortiz-de-mendibil-urcelay.html

FELICIANO ORTIZ DE MENDIBIL URCELAY (1900-1981)



















Si en una entrada anterior recogimos su aportación al fútbol portugalujo, presentamos hoy los principales rasgos de su vida, agradeciendo la ayuda que nos ha prestado su nieto Carmelo.

Nació el 6 de octubre de 1900 en Abanto y Ciervana donde su padre trabajaba en las minas, y siendo muy pequeño un accidente con una vagoneta que le pasó por encima de la mano izquierda se la dejó invalida de por vida.

Con 4 años se quedó huérfano por lo que se crió en la Casa de Misericordia de Bilbao, que dejó tras realizar los estudios de Comercio. Tenía 19 años cuando ganó las oposiciones entrando a trabajar en la Diputación de Bizkaia.

La amistad con José Antonio Aguirre, tres años más joven que él, fue fundamental en su vida. Con él compartía además de sus ideas nacionalistas, las deportivas ya que jugaban juntos a pelota a mano, y practicaban el futbol. Ambos tendrían novias portugalujas, de la calle Nueva, Teodora Monasterio Sarasola (hija de la popular Juana Sarasola “la galletera”) y Mari Zabala Aketxe y cuando Feliciano se casó con Teodora, en 1923, José Antonio le regaló una vajilla con sus iniciales grabadas en oro. Mientras Feliciano jugaba en el Portu, José Antonio jugaba en el Athletic.

Tras casarse en 1923 con Teodora, pasó a vivir a la casa familiar de esta en el nº 9 de la calle Nueva, frente al monasterio de Santa Clara, en la que en los años siguientes nacerían sus cuatro hijos, Jone (1923), José Mª (1926), Luis Mª (1929) y Miren (1931).

Su actividad política le llevó a formar parte del grupo de portugalujos nacionalistas que crearon la cooperativa Gure Kabija, que construiría el edificio del batzoki, aportando la cantidad de 500 ptas

Con la llegada de la guerra en 1936, entra en el Gobierno Vasco como Inspector en el Departamento de Hacienda. Ante la caída de Bilbao envió a Francia a su mujer, cuatro hijos y la niñera, en un barco carbonero que partió el 19 junio de 1939, permaneciendo casi un año en Bretaña para pasar luego a la zona de la Gironda. Mientras tanto él fue con el Gobierno Vasco a Santander y a Barcelona, donde se instaló custodiando documentos y una importante cantidad de dinero que disponían para ayudar a los refugiados y exiliados vascos. Al caer Cataluña en poder de los sublevados y ayudado por las numerosas amistades que allí tenía, se refugió en las cavas de una familia de Sant Sadurni d´Anoia, situadas frente al ayuntamiento en poder de las tropas franquista donde permaneció durante seis meses hasta que en el verano de 1939, pudo pasar la frontera y reunirse con su familia en el pueblecito de Villenave d’Ornon, cerca de Burdeos.

En dicha localidad francesa el alcalde conociendo su experiencia futbolística lo contrató para el equipo local (foto superior) a cambio de vivienda y escuela para sus hijos. Allí siguió hasta que pudieron regresar en mayo de 1942.

No sufrió cárcel por no tener delitos de sangre, ya que no había podido empuñar un arma, pero si fue depurado de su plaza de funcionario en la Diputación, por lo que apoyado por amigos catalanes montó una tienda de paraguas y bolsos de rafia en el casco viejo bilbaíno junto a la librería Azkategi donde seguiría su actividad clandestina contra el régimen.

Dando muestras de su firmeza planteó un procedimiento contencioso administrativo contra el Estado, basándose en que su cargo no era político sino puramente administrativo. Dos décadas después, a finales de los sesenta, el Supremo sentencia a su favor, creando jurisprudencia que sirvió también a muchas otras personas para ver reconocidos sus derechos. Reintegrado a la Diputación con toda su antigüedad desde 1919, se pudo jubilar en la misma como Jefe de Obras Públicas.


El 13 de agosto de 1977 al recuperar los afiliados del PNV el edificio del batzoki de la calle Nueva, como figura histórica que todavía vivía, fue el encargado de izar la ikurriña, como vemos en la foto junto a estas líneas. Cuatro años después fallecía a la edad de 81 años.

Feliciano y Teodora dejaron una amplia descendencia como recoge la foto inferior, lo que nos ha llevado a dedicarle un apartado en el siguiente numero de CUADERNOS PORTUGALUJOS dentro de las "sagas portugalujas".



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