Un anciano conoce a un joven quien le pregunta:
- ¿Se acuerda de mí?
Y el anciano le dice que NO.
Entonces el joven le dice que fue su alumno.
Y el profesor le pregunta: - ¿Qué estás haciendo, a qué
te dedicas?
El joven le contesta: "Bueno, me convertí en
Profesor."
- Ah, que bueno ¿Cómo YO? (le dijo el anciano)
- Pues, sí. De hecho,
me convertí en Profesor porque usted me inspiró a ser
como usted.
El anciano, curioso, le pregunta al joven qué momento fue
el que lo inspiró a ser Profesor.
Y el joven le cuenta la siguiente historia:
- “Un día, un amigo mío, también estudiante, llegó con un
hermoso reloj, nuevo, y decidí que lo quería para mí y lo robé, lo saqué de su
bolsillo. Poco después, mi amigo notó el robo y de inmediato se quejó a nuestro
Profesor, que era usted. Entonces, usted se dirigió a la clase:
- El reloj de su compañero ha sido robado durante la
clase de hoy.
El que lo robó, por favor que lo devuelva...
No lo devolví porque no quería hacerlo.
Luego usted cerró la puerta y nos dijo a todos que nos
pusiéramos de pie y que iría uno por uno para buscar en nuestros bolsillos hasta
encontrar el reloj.
Pero, nos dijo que cerráramos los ojos, porque lo
buscaría solamente si todos teníamos los ojos cerrados.
Así lo hicimos, y usted fue de bolsillo en bolsillo, y
cuando llegó al mío encontró el reloj y lo tomó.
Usted continuó buscando los bolsillos de todos, y cuando
terminó, dijo: 'Abran los ojos. Ya tenemos el reloj'.
Usted no me dijo nada, y nunca mencionó el episodio.
Tampoco dijo nunca quién fue el que había robado."
Ese día, usted salvó mi dignidad para siempre. Fue el día
más vergonzoso de mi vida. Pero también fue el día que mi dignidad se salvó de
no convertirme en ladrón, mala persona, etc. Usted nunca me dijo nada, y aunque
no me regañó ni me llamó la atención para darme una lección moral, yo recibí el
mensaje claramente.
Y gracias a usted entendí que esto es lo que debe hacer
un verdadero educador.
¿Se acuerda de ese episodio, Profesor?
Y el Profesor responde: "Yo recuerdo la situación,
el reloj robado, que busqué en todos, pero no te recordaba, porque yo también
cerré los ojos mientras buscaba..."
Esto es la esencia de la docencia. Si para corregir
necesitas humillar; no sabes enseñar.

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